
¡6.000 veces gracias! Sí, esas fueron las personas que vinieron a la última edición de Flea World del 20 de septiembre en el Museu Marítim. No podemos estar más contentas. Además, nos habéis dicho cosas como que lo queréis hacer cada mes, que ha sido un éxito y que estáis deseando repetir. Nos estalla el corazón. Mola mucho saber que también lo vivisteis con el mismo buen rollo que nosotras.
Es una maravilla que muchos vendedores hayan contestado a la encuesta para que sigamos mejorando. Nos habéis dicho que os ha gustado la comunicación con los participantes y habéis puntuado con un 4,3 sobre 5 la organización de las paradas. Tomamos nota de todo. Hasta hubo momentos en los que se formó una buena cola fuera porque el mercado molaba demasiado.
Para mí empezó el día alucinando con el espacio y lo bien que se escuchaba la música por el sound system de Pororoca (mi hijo se puso a bailar en cuanto escuchó dos notas juntas). Me sumergí un buen rato entre las camisetas de fútbol vintage —¡encontré una de cuando Guardiola jugaba en el Barça!—, las míticas chaquetas de Polo que todos llevaban durante mi adolescencia y la ropa sin género de Retrodye.

Estuve un rato en la parada de Lauren Coffey de Thrift For Palestine que no paró de vender en todo el día y recaudó 1788 € con Tracksuit Bae. Y además, ¡ganaron el premio a la mejor parada! Tenía muchas piezas muy bonitas que volaron: vestidos, sudaderas de Adidas cortitas, sombreros, patines y hasta cajas con todo a 5 € y a 3 €.
@laurennicolecoffey Wanted to say a huge thank you to all who donated & came down to support my Thrift for Palestine stall at the flea market yesterday 🇵🇸❤️ We raised an incredible €1788 after further donations today), all of which will be donated to help children in Gaza through @thepcrf Seeing such community and solidarity between people was so refreshing, a little bit of light through these dark times and proof that good people don’t give up & will continue to stand for what’s right ❤️ Special thanks to @TRACKSUITBAE for helping me with the stall and @Flea Market Barcelona for giving me the space to host 🫶🏼 Saoirse don Phailistín ☘️🇵🇸❤️ #barcelona #fleamarket #secondhandclothingstore #freepalestine ♬ original sound – n 3^°7 !
Seguí curioseando y entre las paradas me paré a hablar con Barbie Mitchell, que tiene una marca de accesorios en arcilla polimérica y resina, Weird, hecha a mano en Barcelona. Empezó hace un año y el Flea World era su primer mercado. Con bien de color, me enamoró a primera vista (¡algunos de sus pendientes brillan en la oscuridad!). Me contó que nos eligió para empezar sus ventas porque lleva años del otro lado, como clienta. Casi siempre compraba ropa, pero también el Flea era el único sitio en el que encontraba… pendientes de clip. Sí señora. No solo tenemos sostenibilidad y producto local, también lo que no encuentras en otro sitio. ¿Y su primera experiencia como vendedora? “Muy guay, muy divertido”.
Muy cerca estaba Nicolás, que vende ropa vintage. Pero esta edición era especial para él porque estaba, además, estrenando sus propios diseños y modelos para probar la respuesta del público. “Mi diseño es como ropa intervenida, como distress, rota y un poco mix”, me explicó. Y casi no pudimos hablar más porque decenas de personas revoloteaban alrededor de sus productos como abejas a las flores.

Del otro lado, como clientas, me encontré con María y su hija Nora, de diez años, que acababan de salir de un partido de fútbol. Nora llevaba una camiseta supersónica rosa del Barça y andaba a la caza de más. Lo mejor del Flea World es que cabemos todas, a pesar de los desafíos de organizar semejante follón. «Es una apuesta enorme”, confiesa el director, Mark Dix, “pero estamos muy contentos con la respuesta del público y esperemos poder organizar una tercera edición de Flea World el año que viene.»
Así que estate atenta, porque pronto vendrán más.
Al final, me quedé un rato hablando con Antonio Jiménez, de Distritoni, que estaba encantado con el Museu Marítim como espacio. Su pequeña marca de ropa ha dado la vuelta al mundo con dos calaveras debajo de la flor del panot. Porque Barcelona me mata. Y porque, como él mismo dice: “tengo vocación de vendedor y me gusta sufrir”. Sufrir porque no podía escaparse a comprar vinilos en los puestos de al lado porque en su parada no faltaban ni un minuto las clientas.
